IMPORTANTE EN PREVENCIÓN BLANQUEO CAPITALES

MPORTANTE antes de final de abril, hay que tener digitalizado el DNI en tu entidad bancaria. Las consecuencias de no hacerlo? bloqueo de las cuentas. Hay que asegurarse personándose en tu oficina o llamando la entidad bancaria. En caso de empresas igual.

http://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2010-6737

¿QUE ES ESO DEL BIG DATA?

En los años noventa, el informático teórico estadounidense John Mashey publicó un artículo titulado Big Data and the Next Wave of Infrastress (Big Data y la próxima ola de Infrastress), popularizando el término que hoy nos ocupa.

En él, Mashey hacía referencia al estrés que iban a sufrir las infraestructuras físicas y humanas de la informática debido al imparable tsunami de datos que ya se oteaba en el horizonte, inmanejable con los instrumentos de gestión al uso. Desde luego no se equivocaba. Hoy, recién iniciado el siglo XXI, se generan, según la Unión Europea, 1.700 nuevos billones de bytes por minuto. Equivale, dicen, a unos 360.000 DVD, lo que de media vienen a ser seis megabytes por persona y día (más o menos la cantidad de datos que generaba en toda su vida una persona del siglo XVI). Pero esto no ha hecho más que empezar: en los próximos cinco años duplicaremos ese chorreo desaforado de dígitos binarios. Algunas cifras: cada día se realizan, por ejemplo, más de un billón de consultas en Google, más de 250 millones de tuits en Twitter, 800 millones de actualizaciones en Facebook, 60 horas de vídeos subidos por minuto en YouTube, 10.000 transacciones mediante tarjeta de crédito por segundo…

Cada clic es una confesión

¿El objetivo? Predecir el tiempo, analizar parámetros de salud, mejorar la eficiencia energética y, sobre todo, vender más y mejor

La ingente cantidad de información que producimos procede de un sinfín de dispositivos que forman parte de nuestra vida cotidiana. Con ellos emitimos una retahíla de datos que van conformando nuestros avatares digitales. Cada vez que clicamos en Amazon, ese gesto queda consignado. Cuando pagamos con la tarjeta la compra del supermercado, dejamos rastro de qué hemos comprado y a qué precio. Cuando realizamos las lecturas de los contadores de electricidad o del gas constatamos digitalmente el consumo que hacemos. Cuando opinamos en la Red, colgamos imágenes, realizamos compras online o utilizamos una app, el big data sabe un poco más de nuestros gustos. Lo mismo sucede cuando subimos a un avión, mandamos un paquete por mensajería, accionamos el GPS del coche o el sistema domótico de casa. O cuando llamamos a una empresa y nos dicen que, por seguridad, la llamada quedará grabada. O cuando nos recetan medicinas, nos ingresan la nómina o pagamos la hipoteca. ¿Se imaginan los ajustadísimos retratos que se podrían extraer de cada uno de nosotros optimizando el análisis de todos esos datos? De eso trata el big data. Es el término que afronta la labor de almacenar, clasificar, analizar y compartir ese cúmulo masivo de información. De lidiar con las denominadas “tres uves” del big data: gestionar un volumen de datos descomunal a la mayor velocidad posible considerando su extraordinaria variedad.